Mucho se
habla en los últimos años de los aspectos negativos que conlleva el acceso a la
tecnología, cada vez estamos más inmersos en las pantallas, restando
importancia a lo que pasa en el “mundo real”. Recorrer la ciudad en cualquier
horario es fiel muestra de ello, podemos toparnos con alguien que viene
caminando, viendo su celular, o al pasar
por algún bar, las personas que comparten mesa, lamentablemente, muchas veces
están ensimismadas con su smartphone, perdiendo la oportunidad de charlar e
intercambiar en vivo y en directo con quien tienen en frente. Seguramente lo
mencionado entre dentro de una lista larga de contras que podemos encontrar de
la democratización del acceso a la tecnología e internet, no hay quien pueda
discutir lo contrario, sin embargo en este post queremos referirnos a unos
cuantos puntos a favor que tiene la nueva era digital y todo lo que ofrece la
web 2.0 para construir ciudadanos digitales críticos, responsables, que den su
granito de arena para cambiar la dura realidad que en ocasiones toca vivir.
En los
últimos años, el acceso masivo a las redes sociales e internet, originó lo que
se denomina el ciberactivismo. “El ciberactivismo, activismo
virtual o activismo en línea es un fenómeno propio de la cibercultura y
está referido a la forma de acción política y participación social, a través de
la cual las personas hacen uso de la tecnología y la Internet para
"organizar actividades, discutir, compartir información, participar y
expresar su descontento sobre temas con los que se identifican". El
activismo, de acuerdo a Denning (2000, p. 15) es “… el uso del internet para el
apoyo de un evento o causa””[1].
En los últimos años hemos sido testigo
de lo que se denomina despertar de la conciencia colectiva. Nuestros clics, los
comentarios que realizamos o las páginas que visitamos, no solo hablan de la
huella digital que vamos construyendo y de nuestra identidad en línea, sino que
definen también la aprobación o no de determinados servicios – políticas –
creencias. El recorrido que realizamos a diario no es para nada inocente, sino
que busca aumentar o no la promoción de espacios.
No hace tanto reclamar por algo que
considerábamos injusto, dar nuestra opinión sobre determinado servicio, apoyar
o desaprobar tal o cual intención, no era fácil ni tenía el eco y la rapidez
que hoy permite la red. De cierta manera el poder está a un clic de
distancia. Un poder que puede construir
desde la valoración y apoyo al respeto a la diversidad, la promoción de
derechos y una perspectiva de género integradora que busque la equidad de los
sujetos, o que perfectamente, puede destruir, no podemos ser inocentes, el
recurso está y puede ser muy potente, ahora depende de las intenciones de quién
lo use, cuáles serán las consecuencias.
Es en este punto, que es clave, una
educación digital acorde a los tiempos que corren, vinculada sin dudas con la
posibilidad de desarrollar tanto en los nativos como los migrantes digitales,
actitudes críticas y reflexivas de los contenidos consumidos y generados.
Despertar y promover la Empatía, como un valor en sí mismo, que favorecerá
nuestro accionar en las plataformas virtuales, al tiempo que mejorará, sin
dudas, nuestras relaciones en la vida real.
Claramente estamos en la era de la
imagen, tantas veces hemos escuchado la frase, “una imagen vale más que mil
palabras”, y en las plataformas virtuales no se alejan de esto. Es cierto, el
poder de la imagen, está vigente y en momentos de rápidez e interactividad,
toma un rol aún más protagónico, pero no podemos ser ingenuos y debemos
promover la reflexión, una imagen vale, en un contexto, con información que nos
permita decodificarla. Ya que está claro que puede ser utilizada con mala
intención para mostrar una muy acotada parte de la realidad. Promovamos en el
accionar propio y ajeno la reflexión y cuidado en cada observación - juicio.
El tener acceso a un teléfono o
computadora con conexión a internet, es el punto de partida para generar
acción. En la actualidad varios movimientos surgieron del interés de unos cuántos
internautas, con ideas claras y la necesidad de hacer algo, tanto por
injusticias vividas o por ampliar ideas – experiencias. Existen muchos casos
realmente destacados, que trascienden los límites del territorio nacional,
tanto como: 8 M, Ni Una Menos, la campaña por despenalización del aborto en
Argentina, la actual campaña a favor de la recolección de firmas en apoyo a la
Ley Trans, etc, etc. Sin dudas la trascendencia y la llegada que, gracias a las
redes, tienen las distintas campañas hacen que de alguna forma se democratice
el acceso a la información e invite a sumarse a personas que de otra forma no
sólo no participarían de los espacios comunes de creación y trabajo, sino que
en muchos casos no llegarían ni siquiera a informarse de forma más amplia sobre
la temática. No debemos olvidar que los medios masivos de información,
continúan, realizando un recorte de la realidad muy duro, dejando por fuera sentires
y perspectivas, que sin dudas nutren la identidad del pueblo. Una forma de
rebelarnos contra esto es poder informarnos y nutrirnos a partir de páginas –
portales - personas que rescaten otro tipo de noticias y visiones, que permitan
vivenciar lo amplio del espectro humano y todos sus recovecos.
Por último me gustaría invitarles a
conocer el espacio “Cande Down Side Up”, una página de Facebook que lleva
adelante Alfonsina Almandoz, la mamá de Candelaria. En ella va contando cómo
vivió la familia la llegada de Cande, los miedos, inseguridades, a partir de
enterarse la condición de su hija. En particular conocer la historia de la
pequeña y su familia, me permitió romper mitos sobre el Síndrome de Down, poder
acercar su realidad y entender que es algo más que nos caracteriza pero no
limita. Celebro el espacio y la posibilidad de ampliar miradas y entender que
todos somos distintos e iguales a la vez.